Raúl Salcedo, bailaor y torero

martes, 24 de julio de 2012

La Fiesta Brava, inspiradora de profesiones


Por Úrsula Sánchez Rocha
“Dichoso es aquel que tiene una profesión que coincide con su afición”, George Bernard Shaw, premio Nobel de Literatura en 1925
Grandes profesionales de diversas disciplinas se rinden a los pies de la tauromaquia. Muchos de ellos le han dedicado parte de su carrera o todo el ejercicio de su profesión a estudiarla y han hecho grandes aportaciones para fundamentarla, rendirle culto, preservarla pero sobre todo enaltecerla.
Un escritor, Fernando Savater
"Sí, en el toreo está presente la muerte, pero como aliada, como cómplice de la vida: la muerte hace de comparsa para que la vida se afirme."
El escritor y filósofo español ha producido alrededor de 50 obras e incontables artículos traducidos al inglés, francés, sueco, italiano, portugués, alemán, japonés y danés. Obtuvo el Premio Nacional de Ensayo en 1982, el VIII Premio Anagrama de ensayo por Invitación a la ética, el premio de ensayo "Mundo", el Premio Francisco Cerecedo de periodismo y fue finalista en 1993 del Premio Planeta con su novela El jardín de las dudas, sobre uno de sus autores preferidos, Voltaire, y en 2008 ganador del Premio Planeta con La hermandad de la buena suerte.
Savater también es profesor en la facultad de filosofía de las Universidades de Madrid y Euskadi, y articulista en el diario El País.
En 2010 presentó un ensayo llamado Tauroética a raíz del debate taurino en el Parlamento catalán. En general, la obra es una reflexión sobre la relación entre hombres y animales y aunque se ha declarado aficionado a la Fiesta, el libro de Savater no es a favor de las corridas de toros, si no que desarma las teorías animalistas. En él aborda la relación con los animales y cómo no se pueden aplicar con éstos los mismos criterios morales que en la relación con las personas.
Un director de cine, Günter Schwaige
Como muchos aficionados el austriaco Gunter Schwaige  sucumbió al encanto de la Fiesta Brava luego de asistir por primera vez a una corrida de toros. Fue tal su impresión que dedicó tiempo a estudiar el mundo de la tauromaquia. Combinó su profesión de cineasta con su afición a los toros al crear el documental Arena. Su principal objetivo era explicar los valores de la Fiesta y la necesidad de conservarla como algo único y excepcional en la cultura universal. Arena pone al descubierto las manifestaciones populares que tienen al toro como protagonista. Describe allí la vocación del torero, especialmente la de los novilleros, y la situación que atraviesan las corridas de toros al momento de rodar su película. En octubre de 2009 tuvo lugar la premier en el marco del Festival Internacional de Cine de Viena logrando gran aceptación de crítica por parte del público y el jurado. 
Schwaige estudió etnología y teatro en la Universidad de Viena. Dirige obras de teatro, ópera, cortometrajes y documentales que han participado en festivales internacionales. Ha recibido reconocimientos a su trabajo como el Premio Especial de Artes y Cultura de la Ciudad de Salzburgo.
Un escritor, periodista y político, Vicente Blasco Ibáñez
Blasco Ibáñez, de nacionalidad española,  estudió Derecho, aunque dedicó su vida a la política, al periodismo y a la literatura. Una de sus grandes obras políticas fue Los cuatro jinetes del Apocalipsis, que escribió en 1916 por encargo del presidente francés Raymond Poincaré y que versaba sobre la guerra. Fue el libro más vendido en Estados Unidos en 1919 y el actor Rodolfo Valentino la interpretó en el cine.
En 1908 publicó la novela Sangre y arena inspirada parcialmente en la vida del torero sevillano Juan Gallardo, El Espartero, que murió de una cogida en la Monumental de Madrid en 1894. El propio escritor dirigió una adaptación cinematográfica de su obra junto al director francés Max André en 1916. En 1941 se estrenó la película basada en la novela y dirigida por el cineasta armenio estadounidense Rouben Mamoulian en la que participó la actriz neoyorquina Rita Hayworth, figura emblemática de la edad de oro del cine estadounidense.
Blasco Ibáñez escribió más de 40 obras literarias y al menos una decena de ellas fueron adaptadas para el cine.

Un filósofo, Francis Wolff
El filósofo francés Francis Wolff es integrante del comité científico del Observatorio Nacional de Culturas Taurinas, que consiguió que los toros sean declarados Patrimonio Cultural Inmaterial en Francia en 2011. Imparte clases como catedrático en la Escuela Normal Superior de la Universidad de París. Antes ha impartido clases en las universidades de Paris-X-Nanterre, en la de Reims y en la de São Paulo, Brasil.
Sus principales obras son Sócrates (1994), Aristóteles y la política (1997), El ser, el hombre, el discípulo (2000), Decir el mundo (2004) y Filosofía de las corridas de toros (2007).
El eminente filósofo se ha convertido en referencia del movimiento taurino. No sólo en Francia, sino también en España, donde participó en la comisión del Parlamento catalán cuando discutía la abolición de las corridas de toros.
“Sólo hay un argumento contra las corridas de toros y no es verdaderamente un argumento. Se llama sensibilidad”. Así comienza su obra 50 razones para defender la corrida de toros, conjunto de argumentos objetivos contra el antitaurismo desde el punto de vista de la filosofía, de la historia, del arte e incluso de la ecología. Según Wolff el mejor argumento a favor de la Fiesta es que “los aficionados no son crueles, perversos ni sádicos: la primera emoción que se suscita en la plaza es la admiración”. El filósofo francés también alerta sobre un “enemigo interno” de la tauromaquia: “La mala conciencia, el complejo que tienen muchos aficionados de que les gusta algo que no consideran que está del todo bien”.
El filósofo ha sido premiado en numerosas ocasiones por su defensa filosófica de la Fiesta.

Un periodista taurino radiofónico, Julio Gallego Alonso
Julio Gallego Alonso se hizo aficionado a los toros en su infancia mientras leía a Corrochano, famoso por sus crónicas taurinas publicadas en el diario español  ABC. Fue uno de los primeros en hacer doblajes en España en la década de los treinta. En los cuarenta fue la voz más importante del periodismo taurino de la postguerra. En los cincuentas se hizo acreedor al Premio Ondas por su labor taurina para la Radio Nacional de España.

Un médico Cirujano, Máximo García de la Torre
Los médicos Máximo García de la Torre y su hijo Máximo García Padrós, y sus predecesores Jacinto Segovia y Luis Jiménez Guinea han devuelto la vida a cientos de toreros a lo largo de los 76 años de la historia de Las Ventas. 

Máximo García de la Torre formó parte del equipo médico de la enfermería de la Plaza de Las Ventas y el Sanatorio de Toreros desde 1942. Tras el fallecimiento del doctor Jiménez Guinea, que en ese momento ocupaba el puesto de cirujano jefe de la enfermería y del sanatorio, García de la Torre pasó a ser la máxima autoridad de la plaza de Madrid.
La Sociedad Española de Cirugía Taurina instituyó en 1999 el premio Máximo García de la Torre. El galardón se convoca cada cuatro años y distingue a cirujanos taurinos que envían trabajos o estudios de carácter literario, clínico y/o técnico-quirúrgico relacionados con la cirugía taurina en sus diversas facetas.
En 2001 el Ayuntamiento de Madrid develó una placa homenaje a García de la Torre en su domicilio.


Un fotógrafo, Paco Cano
Para escapar de la pobreza, cuando tenía 17 años Paco Cano prueba suerte como boxeador. Sin mucho éxito decide debutar como espontáneo en Alicante, hasta que sufre su primera cornada. Durante la Guerra Civil Española va a Madrid y se esconde en casa de un amigo suyo que es fotógrafo y sigue intentando ser torero. Aprende a usar la cámara y en combinación con su experiencia en el ruedo aventaja a otros fotógrafos de la época pues domina la técnica de saber captar el momento clave de la corrida o en el que se produce el percance. Dedicado por completo a la fotografía, consigue hacer reportajes de los grandes maestros toreros de entonces, como Domingo Ortega, Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín y Manolete. Colabora con publicaciones en ABC, Marca, El Ruedo y Aplausos, pero decide dedicarse de lleno como fotógrafo independiente.
Paco Cano fue el único reportero gráfico presente en Linares, aquella histórica tarde de Agosto de 1947, en la que falleció Manolete. Sus imágenes develaron el rostro del matador ante la prensa y la sociedad, que conocían al torero únicamente por sus declaraciones en la radio.

Un diseñador de modas, Yves Saint Laurent
Chaquetillas con bordados en oro y lentejuelas, capas, boleros y taleguillas similares a las de los toreros, develan que la Fiesta fue fuente de inspiración para este reconocido diseñador de modas. La obra Tauromaquia de Goya alentó la creatividad de Saint Laurent a la hora de crear su colección otoño-invierno de 1979.
Lo que caracterizaba los diseños del modisto francés era la unión indisoluble entre la moda y el arte. Yves era aficionado a las obras de arte y sus colecciones las inspiraba en creaciones artísticas que le impactaban y que enaltecían el arte.

Un sastre, Justo Algaba
Ha vestido a toreros españoles como a Curro Romero, Rafael de Paula, Antoñete, Paco Ojeda, El Juli, Enrique Ponce, José María Manzanares Juan Bautista, Rafael Camino, Cayetano Rivera, Espartaco entre otros. Mexicanos como Fermín Espinoza Armillita, El Zotoluco, Eloy Cabazos, Manolo Mejía, Federico Pizarro y Alejandro Silvetti, novilleros como Luis Procuna y rejoneadores como Pablo Hermoso de Mendoza y Leonardo Hernández.
Pero Justo Algaba ni soñaba que sería sastre. Quería ser piloto de aviones pero no lo logró. En Madrid, buscando trabajo llegó a una sastrería de toreros y fue allí, donde surgió su deseo de pertenecer al mundo del toro. Hace casi 30 años que instaló su sastrería en la capital española, y hoy tiene sucursales en Sevilla y México, aunque su ropa se vende desde Nueva York hasta Japón.
El sastre tiene tal conocimiento de lo que significa la ropa de torear, que en sus creaciones, combina no sólo los designios de la moda, sino también la última tecnología, utilizando máquinas especiales para bordar y materiales textiles que repelen la sangre. Pero su afición y gusto por la moda taurina va más allá, y haciendo equipo con su esposa incorporó a su empresa ropa femenina y complementos inspirados en los vestidos de torear; como camisas, chalecos, hombreras, pañuelos, zapatos, carteras, bolsos o cinturones.

Un  pintor y cartelista taurino, Carlos Ruano Llopis
Su primer trabajo fue en un taller de fabricación de abanicos donde adquirió cierta destreza en las técnicas del dibujo. Después estudió en la Academia de Bellas Artes en Valencia y más tarde siguió estudiando en Italia.
Su enorme afición por el mundo de los toros hizo que el tema fuera el más destacado de su obra. En 1912 pinta un óleo con temática taurina y lo envía a la imprenta litógrafa Ortega, cuyo dueño llama de inmediato al artista para ofrecerle trabajo en sus talleres. Esta pintura sería litografiada al año siguiente y diseñada para la corrida de toros en la que el 16 de octubre de 1913 se anunciaba la despedida de Ricardo Torres “Bombita” del mundo de los toros.
Participó en exposiciones colectivas, diseñó e ilustró portadas de libros sobre monografías taurinas y postales. En 1931 publicó su primer libro Impresiones del Natural en el que se recogen los diversos momentos de la lidia interpretados por los toreros de la época. En México expuso su obra ante la insistencia de los toreros Juan Silveti y Armillita e invitado por el semanario Toros y Deportes. Después de la muerte de su madre, regresó a México a vivir y continuó con su trabajo pictórico taurino agregándole motivos de los rodeos mexicanos y la charrería. En 1943 publicó su segundo libro, Mi tauromaquia.
Él mismo diseñó los carteles que anunciaban la película Sangre y Arena.

Dedicación, entrega, compromiso pero sobre todo pasión por su afición a la Tauromaquia, es el común denominador de estos profesionales que han trascendido cada uno en su disciplina y en su época. Este puñado de personajes, a través de sus obras, creaciones y desempeños se han dedicado a darle un valor agregado a la Fiesta. Si la Fiesta tuviera ángeles de la guarda, serían personas como ellos, que han dedicado su vida a enaltecerla, embellecerla, a conservarla, a llevarla por el mundo, a ponerla al alcance de todos y mejor aún, a protegerla.