Por Úrsula Sánchez Rocha
“Dichoso es aquel que tiene una profesión que
coincide con su afición”,
George Bernard Shaw, premio Nobel de Literatura en 1925
Grandes profesionales de
diversas disciplinas se rinden a los pies de la tauromaquia. Muchos de ellos le
han dedicado parte de su carrera o todo el ejercicio de su profesión a
estudiarla y han hecho grandes aportaciones para fundamentarla, rendirle culto,
preservarla pero sobre todo enaltecerla.
Un escritor, Fernando Savater
"Sí, en el toreo está presente la muerte, pero como aliada, como
cómplice de la vida: la muerte hace de comparsa para que la vida se
afirme."
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Savater también es
profesor en la facultad de filosofía de las Universidades de Madrid y Euskadi,
y articulista en el diario El País.
En 2010 presentó un ensayo
llamado Tauroética a raíz del debate taurino en el Parlamento catalán. En
general, la obra es una reflexión sobre la relación entre hombres y animales y
aunque se ha declarado aficionado a la Fiesta, el libro de Savater no es a
favor de las corridas de toros, si no que desarma las teorías animalistas. En él
aborda la relación con los animales y cómo no se pueden aplicar con éstos los
mismos criterios morales que en la relación con las personas.
Un director de cine, Günter
Schwaige
Como muchos aficionados el
austriaco Gunter Schwaige sucumbió al
encanto de la Fiesta Brava luego de asistir por primera vez a una corrida de
toros. Fue tal su impresión que dedicó tiempo a estudiar el mundo de la
tauromaquia. Combinó su profesión de cineasta con su afición a los toros al
crear el documental Arena. Su principal objetivo era explicar los valores de la
Fiesta y la necesidad de conservarla como algo único y excepcional en la
cultura universal. Arena pone al descubierto las manifestaciones populares que
tienen al toro como protagonista. Describe allí la vocación del torero,
especialmente la de los novilleros, y la situación que atraviesan las corridas
de toros al momento de rodar su película. En octubre de 2009 tuvo lugar la
premier en el marco del Festival Internacional de Cine de Viena logrando gran
aceptación de crítica por parte del público y el jurado.
Schwaige estudió etnología
y teatro en la Universidad de Viena. Dirige obras de teatro, ópera,
cortometrajes y documentales que han participado en festivales internacionales.
Ha recibido reconocimientos a su trabajo como el Premio Especial de Artes y
Cultura de la Ciudad de Salzburgo.
Un escritor, periodista y
político, Vicente Blasco Ibáñez
Blasco Ibáñez, de
nacionalidad española, estudió Derecho,
aunque dedicó su vida a la política, al periodismo y a la literatura. Una de
sus grandes obras políticas fue Los
cuatro jinetes del Apocalipsis, que escribió en 1916 por encargo del
presidente francés Raymond Poincaré y que versaba sobre la guerra. Fue el libro
más vendido en Estados Unidos en 1919 y el actor Rodolfo Valentino la
interpretó en el cine.
En 1908 publicó la novela Sangre
y arena inspirada parcialmente en la vida del torero sevillano Juan
Gallardo, El Espartero, que murió de una cogida
en la Monumental de Madrid en 1894. El propio escritor dirigió una adaptación cinematográfica de su obra
junto al director francés Max André en 1916.
En 1941 se estrenó la película basada en la novela y dirigida por el
cineasta armenio estadounidense Rouben Mamoulian en la que participó la actriz
neoyorquina Rita Hayworth, figura emblemática de la edad de oro del cine
estadounidense.
Blasco Ibáñez escribió más de 40 obras literarias
y al menos una decena de ellas fueron adaptadas para el cine.
Un filósofo, Francis Wolff
El filósofo francés Francis Wolff es
integrante del comité científico del Observatorio Nacional de Culturas
Taurinas, que consiguió que los toros sean declarados Patrimonio Cultural
Inmaterial en Francia en 2011. Imparte clases como catedrático en la Escuela
Normal Superior de la Universidad de París.
Antes ha impartido clases en las universidades de Paris-X-Nanterre, en la de Reims
y en la de São Paulo, Brasil.
Sus principales obras son Sócrates (1994), Aristóteles y la política (1997), El ser, el hombre, el discípulo (2000), Decir el mundo (2004) y Filosofía de las corridas de toros
(2007).
El eminente filósofo se ha
convertido en referencia del movimiento taurino. No sólo en Francia, sino también
en España, donde participó en la comisión del Parlamento catalán cuando
discutía la abolición de las corridas de toros.
“Sólo hay un argumento
contra las corridas de toros y no es verdaderamente un argumento. Se llama sensibilidad”. Así comienza su obra 50
razones para defender la corrida de toros, conjunto de argumentos objetivos
contra el antitaurismo desde el punto de vista de la filosofía, de la historia,
del arte e incluso de la ecología. Según Wolff el mejor argumento a favor de la
Fiesta es que “los aficionados no son crueles, perversos ni sádicos: la primera
emoción que se suscita en la plaza es la admiración”. El filósofo francés
también alerta sobre un “enemigo interno” de la tauromaquia: “La mala
conciencia, el complejo que tienen muchos aficionados de que les gusta algo que
no consideran que está del todo bien”.
El filósofo ha sido premiado
en numerosas ocasiones por su defensa filosófica de la Fiesta.
Un periodista
taurino radiofónico, Julio Gallego Alonso
Julio Gallego Alonso se hizo aficionado a los
toros en su infancia mientras leía a Corrochano, famoso por sus crónicas
taurinas publicadas en el diario español ABC. Fue uno de los primeros en hacer doblajes en España en la década de los treinta. En los cuarenta fue
la voz más importante del periodismo taurino de la postguerra. En los
cincuentas se hizo acreedor al Premio Ondas por su labor taurina para la Radio
Nacional de España.
Un médico
Cirujano, Máximo García de la Torre
Los médicos Máximo García de la Torre y su
hijo Máximo García Padrós, y sus predecesores Jacinto Segovia y Luis Jiménez
Guinea han devuelto la vida a cientos de toreros a lo largo de los 76 años de
la historia de Las Ventas.
Máximo García de la Torre formó parte del
equipo médico de la enfermería de la Plaza de Las Ventas y el Sanatorio de
Toreros desde 1942. Tras el fallecimiento del doctor Jiménez Guinea, que en ese
momento ocupaba el puesto de cirujano jefe de la enfermería y del sanatorio,
García de la Torre pasó a ser la máxima autoridad de la plaza de Madrid.
La Sociedad Española de Cirugía Taurina
instituyó en 1999 el premio Máximo García de la Torre. El galardón se convoca
cada cuatro años y distingue a cirujanos taurinos que envían trabajos o
estudios de carácter literario, clínico y/o técnico-quirúrgico relacionados con
la cirugía taurina en sus diversas facetas.
En 2001 el Ayuntamiento de Madrid develó una
placa homenaje a García de la Torre en su domicilio.
Un fotógrafo,
Paco Cano
Para escapar de la
pobreza, cuando tenía 17 años Paco Cano prueba suerte como boxeador. Sin mucho
éxito decide debutar como espontáneo en Alicante, hasta que sufre su primera
cornada. Durante la Guerra Civil Española va a Madrid y se esconde en casa de
un amigo suyo que es fotógrafo y sigue intentando ser torero. Aprende a usar la
cámara y en combinación con su experiencia en el ruedo aventaja a otros
fotógrafos de la época pues domina la técnica de saber captar el momento clave
de la corrida o en el que se produce el percance. Dedicado por completo a la
fotografía, consigue hacer reportajes de los grandes maestros toreros de
entonces, como Domingo Ortega, Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín y
Manolete. Colabora con publicaciones en ABC, Marca, El Ruedo y Aplausos, pero
decide dedicarse de lleno como fotógrafo independiente.
Paco Cano fue el único
reportero gráfico presente en Linares, aquella histórica tarde de Agosto de
1947, en la que falleció Manolete. Sus imágenes develaron el rostro del matador
ante la prensa y la sociedad, que conocían al torero únicamente por sus
declaraciones en la radio.
Un diseñador
de modas, Yves Saint Laurent
Chaquetillas con bordados
en oro y lentejuelas, capas, boleros y taleguillas similares a las de los
toreros, develan que la Fiesta fue fuente de inspiración para este reconocido
diseñador de modas. La obra Tauromaquia de Goya alentó la
creatividad de Saint Laurent a la hora de crear su colección otoño-invierno de
1979.
Lo que caracterizaba los
diseños del modisto francés era la unión indisoluble entre la moda y el arte. Yves
era aficionado a las obras de arte y sus colecciones las inspiraba en creaciones
artísticas que le impactaban y que enaltecían el arte.
Un sastre, Justo Algaba
Ha vestido a toreros
españoles como a Curro Romero, Rafael de Paula, Antoñete, Paco Ojeda, El Juli,
Enrique Ponce, José María Manzanares Juan Bautista, Rafael Camino, Cayetano
Rivera, Espartaco entre otros. Mexicanos como Fermín Espinoza Armillita, El
Zotoluco, Eloy Cabazos, Manolo Mejía, Federico Pizarro y Alejandro Silvetti,
novilleros como Luis Procuna y rejoneadores como Pablo Hermoso de Mendoza y
Leonardo Hernández.
Pero Justo Algaba ni soñaba
que sería sastre. Quería ser piloto de aviones pero no lo logró. En Madrid, buscando
trabajo llegó a una sastrería de toreros y fue allí, donde surgió su deseo de
pertenecer al mundo del toro. Hace casi 30 años que instaló su sastrería en la
capital española, y hoy tiene sucursales en Sevilla y México, aunque su ropa se
vende desde Nueva York hasta Japón.
El sastre tiene tal
conocimiento de lo que significa la ropa de torear, que en sus creaciones,
combina no sólo los designios de la moda, sino también la última tecnología,
utilizando máquinas especiales para bordar y materiales textiles que repelen la
sangre. Pero su afición y gusto por la moda taurina va más allá, y haciendo
equipo con su esposa incorporó a su empresa ropa femenina y complementos
inspirados en los vestidos de torear; como camisas, chalecos, hombreras,
pañuelos, zapatos, carteras, bolsos o cinturones.
Un pintor y cartelista taurino, Carlos
Ruano Llopis
Su primer trabajo fue en
un taller de fabricación de abanicos donde adquirió cierta destreza en las
técnicas del dibujo. Después estudió en la Academia de Bellas Artes en Valencia
y más tarde siguió estudiando en Italia.
Su enorme afición por el
mundo de los toros hizo que el tema fuera el más destacado de su obra. En 1912
pinta un óleo con temática taurina y lo envía a la imprenta litógrafa Ortega,
cuyo dueño llama de inmediato al artista para ofrecerle trabajo en sus talleres.
Esta pintura sería litografiada al año siguiente y diseñada para la corrida de
toros en la que el 16 de octubre de 1913 se anunciaba la despedida de Ricardo
Torres “Bombita” del mundo de los toros.
Participó en exposiciones
colectivas, diseñó e ilustró portadas de libros sobre monografías taurinas y
postales. En 1931 publicó su primer libro Impresiones del Natural en el que se
recogen los diversos momentos de la lidia interpretados por los toreros de la
época. En México expuso su obra ante la insistencia de los toreros Juan Silveti
y Armillita e invitado por el semanario Toros y Deportes. Después de la muerte
de su madre, regresó a México a vivir y continuó con su trabajo pictórico
taurino agregándole motivos de los rodeos mexicanos y la charrería. En 1943
publicó su segundo libro, Mi tauromaquia.
Él mismo diseñó los
carteles que anunciaban la película Sangre
y Arena.
Dedicación, entrega,
compromiso pero sobre todo pasión por su afición a la Tauromaquia, es el común
denominador de estos profesionales que han trascendido cada uno en su
disciplina y en su época. Este puñado de personajes, a través de sus obras,
creaciones y desempeños se han dedicado a darle un valor agregado a la Fiesta.
Si la Fiesta tuviera ángeles de la guarda, serían personas como ellos, que han
dedicado su vida a enaltecerla, embellecerla, a conservarla, a llevarla por el
mundo, a ponerla al alcance de todos y mejor aún, a protegerla.
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