Por: Ursula Sánchez Rocha
La
Nani, poder en el tablao
Cuando nace, su abuelo de origen cubano
decide ponerle un apodo. Apenas la ve, quizá recién nacida y aún con esa figura
arrugadita que tienen los bebés al nacer y dice: “¡ah!, la vieja nana”. Después su hermano comienza a llamarla Nani.
La Nani estudia baile desde los diez años pero descubre el flamenco a los
dieciséis. “Para mí el flamenco es
una manera de vivir, yo creo que está metido en uno, en su expresión, en cómo
vive, siente, en cómo se expresa. Es mi lengua, es mi idioma, es como me puedo
identificar, como puedo decir las cosas sin palabras, con mi arte”.
En 1992 debuta en el Festival
Internacional de Flamenco de Albuquerque, Nuevo México, (que este 2013 cumple
26 años de celebrarse), con la Compañía del ya fallecido y legendario bailaor
italiano, José Greco.
Con la Compañía Teatro Flamenco de la
bailaora americana María Benítez, reconocida como líder del baile flamenco,
realiza giras por Estados Unidos haciendo temporadas largas en el Metropolitan
Opera de Nueva York.
En 1998 le llega la oportunidad de ser
solista para la Compañía americana Flamencos Enroute, con la que realiza giras
por Europa y Asia.
De ahí que a lo largo de su carrera comparte
escenarios con grandes figuras del flamenco como el bailaor madrileño, Joaquín
Ruiz; el tenor, Plácido Domingo; la diva, Carmen Linares, una de las grandes
voces del flamenco, y el jerezano, Antonio, “el Pipa”.
Como coreógrafa es premiada con Medalla
de Oro y mejor estilización en el Festival Internacional de Danza en Bento-Brasil,
con “La puerta de mi sangre”.
En Suiza es coreógrafa invitada para el
montaje de la ópera Carmen; en Estados Unidos, participa en el montaje de “El
Pintor”, en el Centro Cultural Hispano de Albuquerque.
En 2012 realiza la primera gira por
Estados Unidos, con su propia compañía, AMFlamenco Company, con el espectáculo
“Inspiración Gitana”.
La Nani también imparte clases. Flamenco
Sumer Camp es uno de los proyectos que pone a andar desde hace dos años. Es un
campamento en Los Caños de Meca, en Cádiz, que dura una semana y en el que se
imparten cursos intensivos de baile, guitarra y cante.
A Mérida viene como parte del programa
de cursos especializados que ofrecen las academias de danza Península Flamenca
y Solera Flamenca, dirigidas por el también bailaor Raúl Salcedo.
Para ella, las claves de su método de enseñanza son la
colocación y la postura del codo siempre adelante, pero sobre todo el disfrutar
bailando. Se declara muy maniática de la técnica,
pero con el entendimiento de que al final no hay que hacer las cosas tan
perfectas o tan en su sitio, sino hacerlas como uno lo sienta y enfocarse en
desarrollar una expresión única. Lo que más le gusta del flamenco es que cada
quien puede crear.
Dice a sus alumnos que la técnica es
importante, pero que tienen que encontrar una manera de sentirse seguros
consigo mismos, en confianza.
Sobre el estilo de los bailaores La
Nani opina que cada uno es diferente, con su personalidad. “Mi sello es la
elegancia, las líneas que uso, las manos. Como estudié pintura y fotografía,
siempre tengo imágenes en mi cabeza de cómo bailo, los diseños que hago…, es
como si estuviera pintando con mi cuerpo, aparte de ser músico, porque bailo
con mi cuerpo pero también voy diseñando siempre, voy pintando”.
Una noche sube unos segundos como
invitada a un tablao meridano y según
los que la ven bailar impresiona la fuerza, experiencia y poder que transmite…
Adriana,
esencia de mujer
Ante cada pregunta en la entrevista se
ríe nerviosa, luego al final de sus respuestas confiesa no saber si contestó
bien. Finalmente afirma que no es buena para la entrevistas.
Adriana Maresma Fois nace en
Albuquerque, Nuevo México, Estados Unidos y su sangre es una mezcolanza de
raíces cubanas, paraguayas e italianas. Sus casi 1.75 centímetros rebasan el
promedio de estatura de la mujer yucateca (1.50). Tiene
la piel morena,
firme, las piernas infinitamente largas, bien torneadas y una figura
esbeltísima. A sus pequeños ojos negros los acompaña una boca grande, de labios
bien gruesos, muy ad hoc con su ronca
voz y que enmarcan una sonrisa pronta a salir a la mínima provocación.
Es fruto de unos padres que le
enseñaron que la honestidad es el valor más importante en la vida y que la han apoyado
en todo lo que se ha propuesto.
Amante de los animales, en especial de
los perros, ha trabajado en refugios para animales abandonados. Dice que seguro
fue un can en otra vida y por eso se identifica tanto con ellos.
También vive la pasión de la pintura,
la fotografía y el tenis. “Soy super fan de Rafa Nadal, puedo ver tenis por horas,
sentarme y ver partidos todo el día”. Y también le encanta ir la playa y
meditar. Dice que intenta conectar todos
los ámbitos de su vida.
Adriana tiene marido y un perro, y uno
de sus mayores logros ha sido aprender a preparar paella. Hace un par de años
se estableció en Jerez de la Frontera, en España. Ahí comparte su vida con un guitarrista
jerezano, en el que se inspira para cocinar comida de la región.
De pronto se detiene, mira sus grandes
manos, dedos largos y uñas sin barniz, y dice que hubiera preferido que le
diera las preguntas por adelantado…
¿Cuáles son las fortalezas de Adriana?
“Soy muy honesta, me guío por la justicia, no me gustan las injusticias y soy protectora
de animales”.
¿Y tus debilidades? “Ingenua, todavía, me creo rápidamente lo que
me dice la gente, pero a la vez falta de confianza. Yo creo que esto se debe a los
muchos palos que recibe uno en la vida, a que uno pasa por experiencias feas.
Aunque me creo lo que me dice la gente o quiero creerlo, soy desconfiada.”
¿Cuál es tu sueño imposible? “No quiero
pensar que hay sueños imposibles. Sueño todo el tiempo y eso viene de lo que me
enseñaron mis padres; ellos nunca me limitaron en mi mente. Las cosas que yo
les decía que quería hacer nunca me dijeron que no podría hacerlas…, yo creo
que lo que me proponga lo puedo lograr.”
¿Un sueño alcanzado? “Tener mi propia
compañía. Ha sido un sueño que perseguí durante mucho tiempo. Aunque siempre
estuve con otras compañías, ahora tengo mi propio grupo, aunque todavía estamos
en los comienzos, estamos por arrancar; ese ha sido un logro profesional muy
grande para mí.”
¿Un sueño cachondo? “Nadar desnuda en
el mar de Tailandia”
¿Un sueño de hombre? Es muy difícil ser
mujer en esta profesión. Muchas son directoras de compañías de baile, pero las
mujeres tenemos que trabajar el triple y me parece muy injusto. Me siento un
poco frustrada en ese sentido. Si hubiera sido hombre hubiera hecho muchísimo
más cosas; tendría más trabajo, por que hay tantas bailaoras y menos bailaores.”
Respira profundo, dice que no tiene
nada más que decir y le hinca el diente a un trozo de poc chuc, mastica sin
pudor, toma una tostada y antes de que alguien pueda advertirle, se sirve del
tazón del habanero directo a la boca.
¡Ay Adriana, contraste de mujer y de
diosa!
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